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La mediocracia en la docencia

  • Foto del escritor: jmcejaflores
    jmcejaflores
  • 9 abr
  • 2 Min. de lectura

El término mediocridad designa lo que está en la media, igual que superioridad e inferioridad designan lo que está por encima y por debajo. No existe la medidad. 

 

Pero la mediocridad no hace referencia a la media como abstracción, sino que es el estado medio real, y la mediocracia, por lo tanto, es el estado medio cuando se ha garantizado la autoridad.

 

La mediocracia establece un orden en el que la media deja de ser una síntesis abstracta que nos permite entender el estado de las cosas y pasa a ser el estándar impuesto que estamos obligados a acatar. Y servirá para demostrar lo eficiente que es el sistema.

Laurence J. Peter y Raymond Hull fueron de los primeros en atestiguar la proliferación de la mediocridad en todo sistema. Su tesis, El principio de Peter resulta implacable en su claridad: “Los procesos sistémicos favorecen que aquellos con niveles medios de competencia asciendan a posiciones de poder, apartando en su camino tanto a los supercompetentes como a los totalmente incompetentes”.

 

Se dan ejemplos impresionantes de este fenómeno en las instituciones educativas, donde:


  • Se despedirá a un profesor que no sea capaz de seguir un horario ni sepa nada sobre su asignatura.


  • Pero también se rechazará a un rebelde que aplique cambios importantes a los protocolos de enseñanza para lograr que una clase de alumnos con dificultades obtenga mejores calificaciones que los alumnos de las clases normales.


  • Asimismo, se desharán de un profesor poco convencional cuyos alumnos completen el trabajo de dos o tres años en solamente uno.


En este último caso al profesor se le castiga por haber alterado el sistema oficial de calificaciones, pero sobre todo por haber causado “Un estado de ansiedad extrema al profesor que habría de encargarse al año siguiente del grupo que ya había realizado todo ese trabajo”.

 

Así es el proceso que va dando lugar a los “analfabetos secundarios”, por emplear la expresión acuñada por Hans Magnus Enzensberger. Este nuevo sujeto, producido en masa por instituciones educativas y centros de investigación, se precia de poseer todo un acervo de conocimiento útil que, sin embargo, no lo lleva a cuestionarse sus fundamentos intelectuales.

 

Enzensberger ofrece la siguiente descripción del analfabeto intelectual: “Se considera bien informado, puede descodificar instrucciones, pictogramas y cheques, y se mueve por un mundo que lo aísla de cualquier desafío a su confianza”.

 

Los académicos mediocres no piensan por sí mismos: delegan su poder de pensamiento en una autoridad superior que dictará sus estrategias, siempre enfocadas a su evolución profesional. La autocensura es obligatoria y se presenta como una demostración de astucia.

 

Desde la publicación de El principio de Peter la tendencia a eliminar a los no mediocres se ha ido confirmando regularmente y hoy hemos llegado a un punto en el que la mediocridad, de hecho, hasta se recomienda.

 

Fuente: Mediocracia: cuando los mediocres toman el poder.

Autor. Alain Deneault.

 
 
 

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